Talibanes, polémico retroceso

«Despojo de la Libertad»

 

Históricamente los afganos han sido un «clan bélico», que ha mantenido querellas durante distintas épocas, siendo la guerra una de sus principales ocupaciones desde tiempos inmemoriales.

 

Los talibanes, o «estudiantes» en lengua pastún, surgieron a principios de la década de 1990 en el norte de Pakistán. Su objetivo es recuperar el poder político para volver a instaurar un régimen teocrático extremista en el país, circunscribiéndose únicamente a un entorno geográfico determinado: el territorio afgano.

 

El primer período de los talibanes en el poder, hace más de 20 años, estuvo marcado por medidas brutales contra las mujeres como decapitaciones, lapidaciones y la imposición de llevar burka. Pero después de que los militantes fueran derrocados, las mujeres afganas lograron avances significativos: ocuparon altos cargos en la administración, siendo autoridades, ministras, alcaldesas, juezas y oficiales de policía.

 

Ahora se enfrentan a un futuro incierto y retomo estos ejemplos de mujeres que externan desde su trinchera cómo «viven» esta realidad.

 

Una periodista que entrevista a un alto funcionario no es noticia en casi ninguna parte del mundo. Pero dada la brutal historia de represión de los talibanes contra mujeres y niñas, muchos se sorprendieron cuando una de sus principales figuras, Mawlawi Abdulhaq Hemad, accedió a contestar las preguntas de la presentadora de Tolo News, Beheshta Arghanda, quién hoy en día, no habla libremente con sus invitados sobre temas polémicos. Elige sus palabras con cuidado. «Después de un mes o dos [los talibanes] emitirán leyes. Creo que no nos permitirán hacer lo que queramos. Harán que sea difícil [para la prensa] ser independientes». «Ahora no muestran ninguna reacción, pero debemos tener cuidado».

 

A fines de la década de 1990 y principios de la de 2000, el grupo gobernó Afganistán bajo una interpretación estricta de la Sharía, o ley islámica, y prohibió entre muchas otras cosas, la televisión, la música y el cine. En los años posteriores a su expulsión, se formaron decenas de cadenas de televisión y más de 170 estaciones de radio FM.

 

En una conferencia de prensa reciente, los talibanes, que ahora controlan un país de más de 39 millones de personas, llegaron a decir que permitirán a las mujeres trabajar y estudiar «dentro del marco de la ley islámica». Pero el pasado 17 de agosto, otra presentadora de noticias, recurrió a las redes sociales para decir que los talibanes la habían suspendido a ella y a otras empleadas de la empresa estatal de televisión por tiempo indefinido.

 

«Puedo sentir el miedo en mis huesos cuando salgo, los talibanes están en todas partes»… es la nueva realidad en las calles de Afganistán. En muchos lugares los militantes han impedido que las mujeres vayan a trabajar y no van por miedo. En el caso de la periodista Beheshta Arghanda, al ir a la oficina, los combatientes talibanes la detuvieron y le preguntaron por qué viajaba sola y no estaba acompañada por un pariente masculino, tal y como dicta la Sharía.

 

«No estamos en una buena posición. Sabemos que esto no es bueno para las mujeres de Afganistán. Debemos luchar y sacrificarnos por las generaciones venideras…es un momento muy importante para la mujer afgana».

 

Por otro lado, en una manifestación inédita desde que los talibanes tomaron el poder el pasado 15 de agosto, decenas de mujeres protestaron el 2 de septiembre del 2021 en el oeste del país para pedir a los islamistas que les devuelvan sus derechos y les tengan en cuenta a la hora de participar en el futuro Gobierno de Afganistán.

 

La protesta, que se prolongó durante horas en la ciudad de Herat, fue organizada por empleadas del Gobierno y activistas por los derechos de las mujeres, un desafío insólito a los islamistas desde su arrolladora llegada al poder, a pesar de que han asegurado que permitirán el trabajo femenino dentro de los límites del islam.

 

Las manifestantes reclamaron su participación en política y el derecho al trabajo y a la educación, teniendo muchas en mente el régimen talibán entre 1996 y 2001, cuando las mujeres fueron recluidas en el interior del hogar y se les prohibió estudiar.

 

“Un Gobierno sin la presencia de mujeres no durará y no será estable. No aceptamos un gobierno sin la participación de las mujeres y nos opondremos a él”, dijo Efe Basira Taheri, activista por los derechos de la mujer y organizadora de la protesta.

 

Las manifestantes corearon consignas como “No tengas miedo, estamos unidas”, y pidieron a los talibanes que no devuelvan a las mujeres a la época de oscuridad de hace veinte años.

 

«La mirada»

 

Por esto! y tantos y tantos ejemplos de represión en cualquier parte del mundo, seamos empáticos, no es justo para ningún ser humano ser vejado, discriminado y despojado de su autonomía para siquiera, transitar por las calles, expresarse o vivir de manera libre. ¿Qué pasa en la conciencia humana? Increíble que esto sea parte de lo que se vive en pleno siglo XXI.

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