En la ejecución de mis fotografías intento realizar una composición de líneas, colores, luces y sombras sin cometer un atentado contra su origen.

Los disparos de la cámara deben perseguir la ejecución de una fotografía que nos habla no sólo de un objeto sino de cómo lo captó su fotógrafo, que nos hable o nos haga imaginar dónde estaba y en qué momento. Reconozco que el calibre del lente con seguridad, puede marcar una gran diferencia. El mensaje de una imagen puede resultar polémico para cierto público, pero lo importante en cada ejecución es el despojo de ideas preconcebidas, aún cuando quienes las analicen sean autoridades de la fotografía.

Mi principal arma es la motivación que me brinda saber que el aprendizaje es infinito y que cada fotografía que tuve la oportunidad de componer es una pequeña representación de todo lo que nos rodea.

Con toda seguridad, cada fotografía siempre me recordará que formaba parte de un todo, como los colores de un atardecer en Cancún, los artistas que entretienen al público en una plaza, las vistas de aquel hotel o la variedad de emociones que transitan por los pasillos de un hospital. Una fotografía, es una pequeña representación de algo mucho más grande, una ejecución única que conecta formas en un espacio determinado.

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